Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El adios de Melomanía y su eterno retorno



Empecé este blog en febrero de 2007, cuando aun tenía 36 años y muchos aspectos de mi vida eran diferentes a las actuales circunstancias que vivo. Sin haberme propuesto inicialmente la duración de Melomanía, puedo observar que mi blog ha recibido cerca de un millón de visitas en casi una década. Además, he perdido la cuenta de los post que fui haciendo a lo largo de todos estos años. Sin embargo, a pesar de la diversidad de temas y las similitudes que puedo encontrar entre algunos de ellos, puedo percibir el paso de algo esencial: el devenir de mi propia educación sensorial y sentimental. A veces, dicha formación más vinculada a mis intereses académicos. Otras,  más relacionadas a mis vivencias. Y esto es lo que me conmueve de Melomanía. De alguna forma, mi blog, es el recuento testimonial  del proceso evolutivo de una conciencia que desde siempre ha estado deslumbradora por la música y que se ha servido de ésta para poder entenderse a si misma. 

Viendo a la distancia y percibiendo cambios cada vez más notables en mi vida, me cuesta mucho seguir alimentando a Melomanía. Y no porque considere que ya no tenga nada qué decir sobre la música. Sucede que el modo con el que me ido relacionando con el arte sonoro y con la vida, ha variado dramáticamente desde 2007. No soy otra persona. Pero otras cosas le han pasado a esa persona. 

La vida es muy hermosa. De eso estoy seguro. Me ha dado dos maravillosos hijos que han seguido creciendo (mi foto con ellos pequeños sigue ahí) y que son, sin duda, lo mejor que hice en mi vida. Además, he tenido, por fortuna, compañeros y compañeras de ruta; personas que más allá de sus características, me permitieron con, su vida, hacerme comprender la mía. Ciertamente, algunas personas (como nos puede pasar) me decepcionaron enormemente y, otras,  felizmente, se han constituido en bellas sorpresas que la existencia me tenía guardadas. Y gracias a Dios, a estas alturas de mi vida, he encontrado en ti, compañera de mi futuro, el derrotero hacia adelante. Tu sabes....

Pero más allá de otras consideraciones, la música ha seguido siendo mi gran compañera. Me ha dado un tipo de compañía que nunca me ha defraudado porque se alimenta, en términos términos narcisistas, de mi propia vocación intelectual y sensorial. Pues, mientras más han crecido mis gustos, más han crecido mis intereses. Y puedo darme cuenta que entiendo un poco más de música que hace diez años. Melomanía me ha permitido crecer. 

Pero todo tiene su final. Y Melomanía debe terminar. Debe terminar porque mi vida es otra y nuevos horizontes aparecen. Debe terminar porque necesito dejar de lado muchas cosas que fueron alimentando la actitud de este blog. Melomanía me dejo crecer, pero ahora necesito crecer sin Melomanía. 

Eso no quiere decir que deje de escribir en mi blog. Sólo que ya no lo haré siquiera de manera temporal, salvo que desee compartir con ustedes algo que piense que es imperioso. 

Ahora que escribo estas líneas, siento algo de pena. Es inevitable. En algunos años llegué a postear hasta tres o cuatro veces por semana. Y, más allá de mis demás actividades, escribir en Melomanía llegó a ser parte de mi propia vida y rutina. Pero ya está. Se acaba este periodo y hay que ir para adelante. 

Como ejercicio final quiero compartir las diez obras que están más presentes en mi educación sonora y que considero esenciales para mi. Mi lista final es esta, sin orden: 

1. Sinfonía Resurrección de Gustav Mahler



2. Quinteto para piano y cuerdas Op 34 de Johannes Brahms



3. Sinfonía 7 de op 92 de Ludwig Van Beethoven



4. El arte de la Fuga. Johann Sebastian Bach



5.  Sinfonía 8 "Inacabada" de Franz Schubert



6. Quinteto para piano y cuerdas de César Franck

 

7. Trio para piano, violín y violonchelo op 49 de Felix Mendelssohn



8. Concierto para piano y orquesta número 23 KV 488 de W. A. Mozart



9. Delirio Amoroso de G. F. Händel



10. Stabat Mater de Arvo Pärt