Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

jueves, 30 de junio de 2011

En el corazón de lo real: Mahler y Nietzsche



Mahler en 1900
"Die Welt ist tief! / Und tiefer als der Tag gedacht"- escribe Nietzsche en su maravilloso Zaratustra. El Mundo es profundo! / Y más profundo de lo que el día recuerda. El vínculo trágico entre la finitud y la desesperanza: O Mensch! Gib acht! Tief ist ihr Weh!, Oh, Hombre! ¡Presta atención! / ¡Profundo es tu sufrimiento!. Pero en el sentido nietzscheano adquiere otra dimensión. La alegría por la existencia llega superar el drama de la finitud. La vida, en su potencia material-espiritual es eternidad. Así el texto de Nietzsche concluye:  Doch alle Lust will Ewigkeit! Will tiefe, tiefe Ewigkeit! Pero toda alegría busca la eternidad, / ¡Una eternidad profunda, profunda eternidad. Ese mismo tópico fue abordado por Mahler en la sinfonía "Resurrección", donde al término de la misma, el coro exclama en términos totales: "Si, resucitarás, corazón mio. Resucitarás para no morir". Así, la superación de la conciencia trágica es posible porque se asume en plenitud la experiencia de la muerte, como experiencia del amor por la existencia contingente. Sólo vivimos en la vida, en esta vida. Y es en esta donde nos es dada la posibilidad de vislumbrar el vuelo de la eternidad, pero de la eternidad vulnerable; "la eternidad débil". Por eso, en la poderosa alegoría nietzscheana, el sufrimiento nos permite entrever la eternidad. 

Serh Langsam. Misterioso. "O mensch". Cuarto movimiento de la Tercera Sinfonía de Gustav Mahler.



viernes, 24 de junio de 2011

Maderna canta con Hölderlin y yo comprendo esta noche



Hyperion III (Hyperion + Stele per Diotima, 1965). Individuo- masa. Máquina-espacio. Cosa que piensa. Cosa que transpira. Hyperion. Entropía III. Versículo del sueño. Ego, soma, psique. No respiración. Toda ha volado, también los pétalos que cerraron a la rosa. Masa. Cosa. Cosa que sueña. ¿Dónde el cerebro? ¿Dónde el yo? ¿De dónde emerges mapa, tatuaje, certeza? Ego, soma, psique. A la orilla del océano cósmico, de dónde se naufraga con sólo mirar al vacío. 

Música de Maderna esta noche. No hay logos articulado, no discurso, no cosa que procesa. Pero me no me asusta. Quizás mi alma esta encontrado sus sonidos reales. Y su poesía integral. 

miércoles, 1 de junio de 2011

La música presente, hoy

Fotograma de Fearless, film de Peter Weir de 1993
La coexistencia entre lo que hay, lo que hubo y lo que habrá, eso es la música. Define bien Barenboim, pianista y sabio de la misteriosa forma del tiempo, que la música es el transcurrir de la nada al ser y del ser a la nada. El fuir de los instantes como es realmente es la vida. Por ello la coexistencia. Pero fue leyendo a Thomas S. Eliot, el poema cinco de  Burnt Norton de los  Cuatro Cuartetos, que tome conciencia plena de la música. 

Not that only, but the co-existence,
Or say that the end precedes the beginning,
And the end and the beginning were always there
Before the beginning and after the end.
And all is always now.

(No la calma de un violín, mientras dura la última nota,
No es sólo la coexistencia,
O, digamos, que el fin precede al comienzo,
Y el fin y el comienzo siempre estuvieron ahí
Antes del comienzo y antes del fin.
Y todo es siempre ahora)

Todo siempre es ahora. A pesar del fluir de la cosa sonora, del transcurrir en el que se funde el pasado con el presente. Por ello, la mayor lección de la música, pienso, es perseverar en el presente. Tomar el momento que  fuga hacia el no ser del futuro indeterminado y cogerlo con el corazón, con el cerebro, con el espíritu. Vivir es hoy. Mañana es lo invisible. La música es el hoy, como la vida es hoy. Mañana, el no ser nos puede abrir la puerta. 


Sinfonía 10 de Gustav Mahler. El gran música sólo terminó de modo definitivo el primer movimiento, Andante-Adagio. La versión que comparto es la de Leonard Bernstein. Por ser inconclusa tiene que ver con lo que he escrito líneas arriba. La atmósfera evanescente me hace pensar en la naturaleza inacaba de la música a pesar de su evidente actualidad. Como la vida que se esfuma pero que pretende seguir en la nota siguiente.