Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 30 de junio de 2009

Modos de la indeterminación

Se puede ser de la periferia de las cosas, pero, aun así, se llega a ser parte de algo mayor. El largo fin de semana me trajo más música, a pesar de los infinitos sucesos (locales y globales). Más música, eso es bueno. Siempre es bueno. Porque la vida es siempre algo más. Si no lo fuera, sería tristísima. Y el arte lo toma en cuenta. Una "música", cualquiera, nos lleva a otro lado, a otra parte. "Algo más". El salto que va de lo material a lo inmaterial. Y allí todo es posible. La subdivisiones, infinitas.


Este fin de semana me trajo a Jean Sibelius (1865-1957). Concretamente el concierto para violín op 47. Nunca le había prestado atención. Lo conocía, pero no me inclinaba en realizar una audición concentrada. Felizmente tomé la decisión de hacerla. Allegro moderato, qué complejidad de movimiento. Sin duda Sibelius conocía los secretos del violín como ninguno. A pesar de la nomenclatura clásica, nada hace presagiar su desarrollo. La forma vuela, pero no llega a la ruptura. Pues hay algo que permanece en la unidad. ¿Unidad en la indeterminación? Si, en la música ello es posible. Más aun si es David Oistrakh quien toca el violín.




Allegro Moderato- Concierto para violín op 47- Jan Sibelius. Violín: David Oistrakh y su Guarneri da Gesú. Para llorar, créanlo. Impresionante versión.



viernes, 26 de junio de 2009

El mediodía de la música (1809-2009)

No sufrió, aunque, quién sabe. Tuvo una formación envidiable en todo lo posible. Es decir, todo lo posible a inicios del siglo XIX. Me lo imagino junto a su cultísima madre aprendiendo el ABC de la música. O con su bella y querida hermana, jugando a los personajes mitológicos de su infancia infinita. Pintaba, le gustaba el esgrima y la equitación. Pasaba horas leyendo literatura e historia clásica. Disfrutaba del campo, de la ciudad, de su hogar. Tenía un amigo grande, que por suerte se llamaba Wolfgang Goethe. La vida, su vida, era una experiencia gozosa. Feliz Félix. Feliz música sin nubes oscuras. Perfección que se distancia del dolor. Que no se construye desde él, sino que se hace desde la certeza de que la vida es algo infinitamente bueno.

Y la felicidad que de niño me dada este Felix, se ha mantenido, no se ha movió durante la noche. ¿Cuál felicidad? La de fluir en orden. Donde cada sensación tiene su lugar en el espacio. Donde la pasión se encierra en forma de reconocimiento. Sin tormento, es la música del futuro, de la reconstrucción de la esperanza. El espiritu del relato que surge de la contemplación. Iintroducción y allegro poco agitato de la emblemática "Escocesa" (sinfonía 3), donde la vida adquiere pleno sentido. Andante de esa fiesta que es la "Italiana" (sinfonía 4), para sentir el ir y venir del sueño mayor: la patria cosmopolita. Coro y final de la "Reforma"(sinfonía 5), el homenaje instrumental al artesano mayor (Bach) en el sentido tricentenario de la Reforma.


A esos grandes relatos (hay que volver a ellos), se suma la serie de oberturas que se vinculan a las fuerzas vivas y buenas de la creación. Las Hebridas y Mar en Calma y Viaje Feliz (mi anabasis, mi segunda navegación en términos platónicos). La poesía no deja de fluir. Y vienen las Romanzas sin palabras. Simpleza y esencialidad que cualquiera puede tocar o imaginar tocar. Pero hay más. Hay más luz. El sol sigue dirigiéndose hacia el centro para brillar en todo su esplendor: Concierto para violín en mi mayor Opus 64. Donde la creencia romántica se une la teología clásica. He ahí una de las cumbres del género. Y todavía hay más, más de ese manantial cortes, inteligente y diáfano. El mediodía de la música: Felix Mendelssohn-Bartholdy.



Allegro molto apassionato- Concierto para violín en mi mayor op 64- Felix Mendelssohn. Violín: Anne Sophie Mutter, dirige: Kurt Massur



miércoles, 24 de junio de 2009

Schönberg ha muerto

Así se tituló el célebre artículo que Pierre Boulez publicó en 1952, un año después de la muerte de Schönberg. El joven Boulez quería demostrar que el procedimiento serial mantenía en esencia aquello que había intentado abolir: la música tonal (temas, motivos, formas, ritmos y la distinción entre melodía y acompañamiento). Schönberg no era tan revolucionario como se creía. Más bien era el último intento de la vieja música por subsistir.


Con ello, Boulez planteó superar el serialismo dodecafónico y radicalizar esta experiencia, transformándola en serialismo integral. Sujetar todos los sonidos a los parámetros de la serie, racionalizando al máximo la labor compositora. El resultado significó serializar la melodía, la altura, los valores rítmicos, las intensidades, los timbres, las formas de ataque de las notas, etc. Nueva música tras la nueva música. Medio siglo después, aun es muy pronto para poder evuluar todo esto.


"L'Artisanat furieux"-Le Marteau sans Maître- sobre poemas de René Char. Pierre Boulez (1954. Los artesanos furioso del Martillo sin dueño.

La roulette rouge au bord du clou
Et cadavre dans le panier
Et cheveaux de labours dans le fer à chèval
Je reve la tete sur la pointe de mon
couteau le Pèrou.
( Sueño, la cabeza en la punta de mi cuchillo peruano)





lunes, 22 de junio de 2009

La sedición trágica de un sonido

El título que acompaña al Concierto para Violín de Alban Berg (1885-1935) es sugerente: "A la memoria de un ángel". Fue su obra más célebre y es parte del repertorio más ejecutado de la música del siglo XX. Se presenta como un compendio del dodecafonismo y sus posibilidades para un instrumento. El origen del nombre es conocido. Se trata de un homenaje que Berg hizo a Manon Grupius, la hija que el célebre fundador de la Bauhaus ,Walter Gropius, tuvo junto a Alma Mahler, viuda de nuestro admirado Gustav Mahler. La joven murió a los 18 años y afectó enormemente a Berg. Poco antes del estreno murió el importante músico austriaco. De modo que este requiem en honor a Manon Gropius se transformó en el requiem para el mismo Berg.

La obra esta dividida en dos movimientos: Andante-allegro y Allegro (ma sempre rubato)- Adagio. Y en la parte final cita musicalmente la melodía de la cantata de Bach BWV 60: "Oh, Eternidad, tu palabra del trueno", adecuándola a la estructura serial propia del dodecafonismo. Este concierto, trágico en su origen, forma y disposición, será siempre una de la cumbres de la música de la primera parte del siglo XX. Además un acelerado tratado de la sedición estética convertida en dolor.


Concierto para violín "a la memoria de un ángel". Violín: Frederieke Saeijs. Vale la pena completo.





viernes, 19 de junio de 2009

Adrian Leverkühn ataca de nuevo

Fue hace unos años en que la lectura del Doctor Fautus de Thoman Mann me hizo tomar conciencia de la extraña importancia de Arnold Schoenberg (1874-1951). Importancia que hay que saber valorarla desde una perspectiva crítica y, al mismo tiempo, entusiasmada por el ejercicio vanguardista. Pocos músicos como Schoenberg han despertado posiciones apasionadas de un lado y otro. Creador de una nueva filosofía de la música o el sepulturero de lo que se asume como "lo musical". Con Schoenberg se entiende la entropía de la música hasta su metástasis final. Después todo será posible.


Y fue hace cerca de veinte años en que mi juventud impresionada se dejó arrastrar por La Noche Transfigurada (Verklärte Nacht), Pierrot Lunaire y Espectación (Erwartung) que, por cierto, cumple un siglo (¡un siglo!) de ser compuesta. Qué mente pensante y sintiente había sido capaz de concebir todo esto, me decía en aquel entonces. La escritura serial se fue haciendo un evangelio que prefiguró hasta una forma de pensar y de darme cuenta de las cosas. Ahora siento que Adrian Leverühn ataca de nuevo y no se cómo defenderme de su mefistofélico encanto.



Erwartung, texto dramatizado para soprano y orquesta- Op 17- Arnold Schoenberg. Libreto de Marie Pappenheim.

miércoles, 17 de junio de 2009

Meditaciones de Gadamer

Escribe Gadamer: "La música absoluta, en un puesto destacado, forma parte de la maduración de la cultura musical occidental. Con ella entramos de lleno en una nueva dimensión, en un más allá de la multiplicidad de las lenguas humanas y, no obstante, enlazando con ellas. Aquí se va abriendo paso a una comunicación planetaria, que no es una especie de soplo inmaterial del espíritu, sino que se debe a una acción corporal, a un hacer música, siempre la misma y siempre nueva". La Música y el Tiempo. H. G. Gadamer.



Así la música "absoluta"- la música en sí y para sí- se evidencia como el proyecto de un lenguaje que, por ser tiempo en prolongación sin fin, es condición de lo universal a pesar de lo particular. Sin contenido específico, es tiempo hacia la infinitud y, por lo tanto, a la totalidad. Y qué mayor manifestación de lo absoluto musical que Brahms.


Allegro- Sonata para clarinete y cuerdas op 115- Johannes Brahms

lunes, 15 de junio de 2009

Lascia la Spina

Los oratorios de Handel, entre lo mejor que hizo el "sajón". Así le llamaban en Inglaterra. Ciertamente El Mesías ha eclipsado gran parte de su obra vocal. Handel fue admirado en vida y, después de ésta, su figura se elevó a niveles insospechados. Haydn, Mozart y Beethoven asumieron su legado como si se tratase del mayor músico de la historia. Era entendible. La obra de J. S. Bach todavía no llegaba a ser considerada como la cima del barroco. Así ,el buen Johan Sebastían, estuvo a la sombra del su emimente contemporáneo por cerca de un siglo.

Lascia la Spina pertenece al famoso oratorio Il Trionfo del Tempo e del disinganno HWV 46a , compuesto en 1707 en su periodo italiano. La belleza del texto del cardenal Benedetto Pamphili (quien trabajó junto a otro grande: Arcangelo Corelli), se une a la composición bellamente obrada por Handel. Dice el texto:


Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.
Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.

Canuta brina
per mano ascosa,
giungerà quando
nol crede il cuor.
giungerà quando
nol crede il cuor.

Canuta brina
per mano ascosa,
giungerà quando
nol crede il cuor.
giungerà quando
nol crede il cuor.

Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.
tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.

Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.
Tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.
Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.

La versión de Cecilia Bartoli se eleva como todo lo que su voz puede hacer.


Lascia la Spina- G. F. Handel- Canta: Cecilia Bartoli

viernes, 12 de junio de 2009

Terror Vivaldi y belleza extrema

Aria de Il Farnace: Gelido in ogni vena. Nada más pertubador y doloroso. La voz sabia de Cecilia Bartoli adquiere una dimensión sólo dada a las grandes interpretes. El terror mayor, el dolor en su grado máximo, se introduce como la lanza del angel teresiano. Pero aun en lo tremendo, la belleza, el extasis y, por qué no, el delirio. Enorme siempre Vivaldi

Gelido in ogni vena
Scorrer mi sento il sangue
L'ombra del figlio esangue
M'ingombra di terror
E per maggior mia pena,
Credo che fui crudele
A un'anima inocente,
Al core del mio cor

Traducción



Helada, por todas las venas,
Me siento correr la sangre
La sombra de un hijo exangüe
Me llena de terror
Y para mayor pena mía
Creo haber sido cruel
Con un alma inocente:
El corazón de mi corazón


Gelido in ogni vena- Il Farnace- Antonio Vivaldi. Canta: Cecilia Bartoli, alcanzando la plenitud en toda sus formas. Belleza en el dolor. Grandiosa.



miércoles, 10 de junio de 2009

Rebeldía y Schubert

La tierra desde el transbodador que se aproxima a la Estación Espacial Internacional. No es una escena de Kubrick. La mirada se pierde en los detalles infinitos que forman las nubes, los continentes, los mares. Desde aquí no se perciben -felizmente - identidades culturales, ni la historia que se hace de un lado a otro, ni los barrios de los arriba ni de los de abajo. Pero si sabe lo que ocurre adentro, la perspectiva varía sustancialmente. Uniendo a ambas, es decir, la visión estelar de la tierra y el conocimiento de lo que ocurre en ella, se puede vislumbrar aquello que hace que nuestra idea de la humanidad este formada por la dualidad esperanza- desolación.

Hoy fue un día para Schubert. ¿Cuánto nos perdimos con su prematura muerte? Eso es algo difícil de precisar. Desde hace un tiempo, la imagen de la tierra vista desde el espacio, es algo que asocio a los primeros instantes del Impromptu Op. 90 No. 1. Se que no me alcanzará vida para tener la experiencia de la visión estelar de la tierra. Sin embargo, ahora cuando se nos obliga a mirar la existencia al ras del piso, la defensa de una visión lejana se presenta como una ventana a la rebeldía.


Impromptu Op. 90 N. 1- Franz Schubert- Piano: Kristian Zimerman


martes, 9 de junio de 2009

Persona

Seguir al clan, a la tribu. He ahí el mayor peligro. Gregarismo en si. Sin persona, la tribu impone. El clan absorbe, engulle. Clan y tribu multicultural. Nadie se libra. En este territorio nacimos para ser enguidos por el clan, por la tribu. No pienses, no decidas, no creas. Haz lo que la tribu y clan quieren de ti. La tribu de los de arriba, la tribu de los de abajo; el clan de los del sur, del centro y del norte. Miseria del gregarismo.


SOLILOQUIO DEL INDIVIDUO

Nicanor Parra

Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.


lunes, 8 de junio de 2009

Realidad

Nada cambio. Todo lo que pasó fue en vano. Esa es la realidad. La realidad que se impone. La realidad que no tiene nada de prodigiosa. Porque no hubo una voluntad que se imponga a esa realidad. Fatalidad. Cuando era joven la realidad era así. Veinte años después, la realidad es la misma. Nada cambio. Todo lo que pasó fue en vano. Fatalidad.



¿Qué queda? ¿Construir una realidad paralela? ¿Huir? ¿A dónde? ¿Centrarme en mi microrealidad? En tres semanas veré tocar a Hilary Hahn. Hoy lunes hicimos la última sesión sobre Beethoven y el miercoles haremos la primera de Schubert. Mañana llevaré a mi hija a su clase de Ballet y al salir, comeremos chocolates. Hoy leí al célebre Enrico Fubini,  estuve viendo a Caravaggio en el otro curso e hice saltar a mi pequeñito sobre mi pecho. ¿Realidad? ¿Yo soy mi realidad o los muertos que caen en helicópteros y los cuerpos baleados y cercenados? "El compromiso del intelectual con su tiempo" ¿Cuál tiempo si los tiempos son paralelos e indefinidos? Por ahora esa es la realidad, la que perturba y hiere la arcadia que estoy empeñado a imponerle a mi propia existencia.


miércoles, 3 de junio de 2009

Beethoven central

La cara de ellos y de ellas lo dice todo. Los veo agotados, como si un alud los hubiera sepultado y tratasen de salir a toda costa aferrándose a lo primero que les venga a mano. Pero no es el vendaval polifónico de Bach ni la dulcísima y dolorosa presencia de Mozart. Es otro agotamiento. Yo mismo acabé así. Han pasado tres horas de la segunda clase de Beethoven. Y aun mi mente sigue en éxtasis exhausto. Esa concentración, el deseo por salir de la forma formalmente, el estar presente y ausente al mismo tiempo. Indefinición e ilimitación. La infinitud que no cesa.

Ya perdí la cuenta de las veces que he escuchado y contemplado el Trio Fantasma Op 70, la Sonata a Kreuzter Op 47 y el Cuarto Concierto para Piano Op 58. En cada oportunidad la misma turbación. Se hacen transparentes las aflicciones que implica concebir impresiones y atmósferas más que propiamente melodías. Aquí las melodías son meras justificaciones de algo que las enerva al punto de evidenciar su propia muerte. Wagner - por quien no tengo mucha simpatía- decía con razón que Beethoven había generado un problema a la música posterior a él. Toda la música del Siglo XIX vivió atrapada en su prometeico legado. ¿Qué quedaba por hacer? Continuar el legado o superarlo.

Me encuentro con algunos de ellos y de ellas. Todavía están cargados, me lo dicen. Quizá demasiada infinitud, indefinición. Hoy, cuando todos buscamos claridad, la obra de Beethoven sigue siendo endemoniadamente turbia. No se llega a vislumbrar nada claro; no hay puerto feliz, no hay Itaca después del largo periplo. Desolación. El Beethoven del centro sigue siendo actual.


Largo assai ed Espressivo- Trio Fantasma Op 70-Beethoven. Los interpretes no necesitan presentación.





Andante con moto - Concierto para piano 4 Op 58. K. Zimerman, piano. Dirige, Bernstein.

lunes, 1 de junio de 2009

Música en el Triunfo de la Muerte

Esa pintura de Grunelwald siempre la miro. Me estremece a pesar de su tema evidente. Pero hay un detalle que me no deja de llamarme la atención. La pareja de amantes que se encuentra al hacia el extremo inferior derecho. El toca su laúd y canta recostado sobre ella. La muerte avanza triunfante y ellos indiferentes. O quizá por eso salvados. ¿Qué romanza canta el trovador feliz? ¿Cómo endulza el corazón de la amada?



Pienso, a pesar que no es de su tiempo y lugar, en una canción de Dowland. Algo lo sufientemente placentera, distante y, por ello, alejada del dolor y de la muerte. Ciertamente Dowland cantó sobre el dolor, pero también sobre el amor que, aunque duela, siempre es de algún modo dulce.



Come again (1597)- John Dowland- Laud: Erin Kamarazov. Canta: Sting (versión crossover. No es una gran versión, pero igual vale el esfuerzo. Versión grabada 2006, en vivo 2009)



Come again! sweet love doth now invite
Thy graces that refrain
To do me due delight,
To see, to hear, to touch, to kiss, to die,
With thee again in sweetest sympathy.
Come again! that I may cease to mourn
Through thy unkind disdain;
For now left and forlorn
I sit, I sigh, I weep, I faint, I die
In deadly pain and endless misery.
All the day the sun that lends me shine
By frowns doth cause me pine
And feeds me with delay;
Her smiles, my springs that makes my joy to grow,
Her frowns the winter of my woe.
All the night my sleeps are full of dreams,
My eyes are full of streams.
My heart takes no delight
To see the fruits and joys that some do find
And mark the stormes are me assign'd.
But alas, my faith is ever true,
Yet will she never rue
Nor yield me any grace;
Her Eyes of fire, her heart of flint is made,
Whom tears nor truth may once invade.
Gentle Love, draw forth thy wounding dart,
Thou canst not pierce her heart;
For I, that do approve
By sighs and tears more hot than are thy shafts
Do tempt while she for triumphs laughs